3.5.3. Cuidados e higiene de los aparatos reproductores.

Antes de entrar a la explicación fisiológica de los aparatos reproductores masculino y femenino, conviene hacer notar que los aparatos reproductores no son “piezas intercambiables”, ni órganos aislados del ser humano en su conjunto.

Los aparatos reproductores forman parte de la identidad personal. No sólo se tiene un aparato reproductor de varón o mujer, sino que el ser humano en su totalidad es varón o mujer. No existe, como pretenden algunas teorías sin fundamento científico, la posibilidad de que una persona que sea psicológicamente varón y morfológicamente mujer. Más adelante se explicará con detenimiento el caso de las teorías que intentan defender la independencia entre el aparato reproductor y el resto de la persona.

Las llamadas de cirugías reasignación de sexo no pueden cambiar el sexo de la persona[1]. Se limitan a mutilar o modificar partes del cuerpo para dar la apariencia de haber cambiado de sexo. De hecho, después de complicadas operaciones, fuertes tratamientos hormonales y acompañamiento psiquiátrico, no se recibe un aparato reproductor, propiamente hablando, y son estériles. Nunca volverán a tener una relación sexual normal.

“Cada célula del cuerpo de una persona contiene los cromosomas que lo identifican como varón o mujer. No es solo una cuestión de diferencia de genitales. Antes del nacimiento las hormonas prenatales modelan los cerebros de los niños de un modo diferente al de las niñas. La cirugía y los tratamientos hormonales pueden crear la apariencia de un cuerpo masculino o femenino, pero no pueden cambiar la realidad que subyace. No es posible cambiar el sexo de una persona”[2]

3.5.3. Cuidados e higiene de los aparatos reproductores.

Además del cuidado e higiene de los aparatos reproductores, se puede aprovechar esta sesión para abordar el tema de la masturbación.

La masturbación es la excitación voluntaria de las zonas erógenas[3] del cuerpo, en especial los órganos genitales, a fin de obtener placer sexual. Esta excitación puede llevarse a cabo a través del tacto o de fantasías sexuales. Actualmente es una práctica muy extendida, más en hombres (96%) que en mujeres (90%)[4].

Antes de emitir un juicio de valoración ético, es importante dejar claras algunas ideas. Es común que médicos, psicólogos y psiquiatras recomienden masturbarse para afrontar el estrés o liberar tensión psíquica y emocional; o una forma de autoexploración o autoconocimiento. Internet está plagado de artículos que hablan de unos supuestos beneficios de la masturbación. No existen unos beneficios para la salud exclusivos de la masturbación. Se trata de las mismas reacciones fisiológicas del organismo ante el ejercicio de la sexualidad, sea ésta fruto de una masturbación o de una relación sexual.

Pareciera que el ejercicio de la sexualidad en sí no puede tener connotaciones negativas para el organismo, pero hay circunstancias en las que se torna nociva para la salud física y psíquica.

Conviene recordar que activar los órganos sexuales implica echar a andar una serie de procesos bioquímicos en nuestro organismo. Cuando una persona activa las zonas erógenas, el cerebro libera endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”[5] y otra serie de hormonas como oxitocina, prolactina, dopamina, etc. El proceso es todo un bombardeo de estímulos placenteros para el cerebro. En el caso de las mujeres, además, se apaga la Corteza Orbifrontal del cerebro, que es la zona de la “prudencia” dando lugar a una “pérdida de control”, necesaria para culminar satisfactoriamente la excitación sexual (orgasmo).

Ante el bombardeo de placer, el cerebro activa una serie de mecanismos conocidos como “sistema de recompensa”, encargados de asociar la situación que se está viviendo con el placer experimentado[6]. Para que el sistema de recompensa funcione adecuadamente, el placer administrado al organismo debe ser dosificado. En cambio, cuando el placer es sumamente intenso y de manera recurrente, el sistema de recompensa cada vez pedirá dosis más intensas de placer y de manera más obsesiva, dando lugar a lo que se conoce como adicción[7]. La masturbación administra al cerebro una dosis alta de placer en corto tiempo, sin esfuerzo. El sistema de recompensa pierde su sensibilidad. Cada vez necesita más placer para sentirse satisfecho. Esto genera ansiedad y desencadena en una adicción a la masturbación. La ansiedad y estrés generada por la experiencia sexual afecta a la persona en su comportamiento social[8]. Quizás al principio será imperceptible, pero poco a poco, la persona pierde la capacidad para realizar actividades que requieren esfuerzo. El cerebro está en modo “placer a corto plazo”[9].

Este proceso que ahora conocemos gracias a los avances de la neurociencia, avala lo que ya desde antiguo ha enseñado la Iglesia, calificando la masturbación como un acto “un acto intrínseca y gravemente desordenado”[10]. Salir del vicio de la masturbación requiere esfuerzo, y según el grado de adicción, también la ayuda de un profesional de la psicología o psiquiatría en los casos más graves. Existen algunas páginas web de auto ayuda. Por ejemplo, https://lapurezaesposible.com


[1] Es interesante al respecto a explicación que da la Enciclopedia en línea Wikipedia. Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Cirug%C3%ADa_de_reasignaci%C3%B3n_de_sexo

[2] https://mercatornet.com/vile_bodies_and_quack_remedies/5562/

[3] Las zonas erógenas son aquellas que por su sensibilidad provocan sensaciones de placer al ser estimuladas, dado que en ellas se acumulan muchas terminaciones nerviosas. No se limitan a los órganos sexuales.

[4] Depende mucho del país, pero esta estadística de España da una buena aproximación. Cfr. https://es.statista.com/estadisticas/1027797/porcentaje-de-espanoles-que-se-masturbaban-por-genero/

[5] Se les conoce como “hormonas de la felicidad” porque producen sensación de bienestar, alegría e incluso euforia.

[6] Cfr. https://psicologiaymente.com/neurociencias/sistema-recompensa-cerebro

[7] Esto se debe a que cuando se libera mucha dopamina con demasiada frecuencia, el cerebro se vuelve insensible a ella. Un artículo de divulgación interesante para entender lo que sucede al cerebro. https://www.muyinteresante.es/salud/sexualidad/articulo/asi-es-el-cerebro-de-una-persona-que-ve-pornografia-521439478118

[8] La masturbación produce dopamina en exceso, pero no produce mucha oxitocina, necesaria para balancear el exceso de dopamina. Cfr. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16095799/

[9] Cfr. https://curadas.com/2018/07/15/danos-de-la-pornografia-y-la-masturbacion-en-el-cerebro/

[10] Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica n. 2352.

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