3.2.3. Fecundación, embarazo y parto.

La vida comienza desde el momento de la fecundación. El aparato reproductor femenino está especializado por la naturaleza para la maternidad. Cuando una mujer queda embarazada, en su vientre comienza a gestarse una nueva vida. Lo que hay en su seno no es una prolongación de su cuerpo, es una nueva vida con todos sus derechos.

Todo ser humano tiene derecho a la vida, a ser gestado y dado a luz por su propia madre biológica, a ser acogido por una familia y a crecer educado por un padre y una madre. Esto es fundamental para el crecimiento armónico de la persona y de la sociedad[1]. Lógicamente, habrá situaciones no buscadas en las que esto no será posible, pero igualmente representan un fuerte impacto para el desarrollo de la persona. Además, la tarea educativa se hace mucho más complicada cuando no se cuenta con el apoyo de la pareja.

Ninguna mujer u hombre tiene derecho a un hijo. La persona humana no es una “cosa” a la que tienen derecho otras personas. Actualmente, la ciencia ha desarrollado múltiples posibilidades de engendrar y gestar una vida (fecundación in vitro, fecundación por donación de gametos, vientres de alquiler, etc.). El hecho de que sea viable científicamente no significa que deban llevarse a cabo. Muchas de estas prácticas científicas van en contra de la dignidad de la persona.


[1] Hay numerosos estudios que demuestras que un niño tiene más probabilidades de terminar delinquiendo cuando crece en un hogar sin padre. Cfr. Deborah A. Cobb-Clark, Erdal Tekin, Fathers and Youth’s Delinquent Behavior, Melbourne Institute Working Paper Series, Working Paper No. 23/11, 2011.

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