Al explicar la Revolución Francesa, es importante que el profesor no pase por alto la fuerte componente anticatólica que estaba detrás de varios de los acontecimientos. La Revolución como fenómeno político y social, llevaba consigo también un proceso de revolución intelectual. No se trataba sólo de abolir la monarquía y destronar a la clase alta del clero francés. Se buscaba imponer un nuevo orden mundial, donde no hubiera religión y la razón fuera la única guía de los pueblos.
La Revolución Francesa fue caldo de cultivo de movimientos anticatólicos. La masonería francesa o francmasonería se consolido en esos años. Pocas décadas después de la Revolución, llegará al poder Napoleón Bonaparte (1769-1821). Entre otras de sus empresas de expansión imperial se encontraba el proyecto de abolir de una vez por todas la Iglesia Católica. Llegó a tomar prisionero al Papa Pio VII, con la intención de cortar la sucesión apostólica y que no se volviera a elegir un nuevo Pontífice. Intentó sustituir la religión cristiana por una serie de relatos míticos que exaltaban la nación (francesa) y la razón.