2.2.2. Importancia del control de la natalidad en Guatemala.

En 1974 la ONU llevó a cabo en Estocolmo la primera cumbre mundial con la cuestión del medio ambiente como tema central. Allí se afirmó por primera vez de manera oficial que el crecimiento poblacional constituía un serio peligro para el medio ambiente. Desde 1954, las Naciones Unidas venía organizando Conferencias Mundiales de Población. A lo largo de esas reuniones, se fue haciendo cada vez más conciencia en la opinión internacional, sin base científica seria, de que la población había sobrepasado por mucho a la población de otros períodos de la historia, y que, de seguir ese ritmo de crecimiento, suponía un grave riesgo para los recursos naturales. La sobrepoblación, además, sería la causa del desempleo, la pobreza, el hambre y las elevadas tasas de mortalidad en los países en vías de desarrollo. Moderar la tasa de crecimiento poblacional facilitaría la promoción de los Derechos Humanos y ofrecer mejores condiciones de vida[1]. Las Naciones Unidas creó en 1974 un Plan de Acción Mundial sobre Población, muy a pesar del malestar de numerosos países miembros[2].

Se afirmó que era fundamental introducir la planificación familiar en todos los países, antes que la solución de problemas relacionados con el desarrollo o la estabilidad política[3]. En las diversas cumbres, los gobiernos de los países miembros se comprometieron a impulsar medidas encaminadas a controlar el crecimiento poblacional.

Íntimamente unida a las política de control de la natalidad, se encuentra la International Planned Parenthood Federation. Nació en los años 1950s dentro del contexto del derecho de la mujer a tener control sobre su fertilidad. Promueve la “salud” reproductiva y la salud sexual, así como la defensa del acceso al aborto inducido y el libre acceso a los métodos anticonceptivos como medios de planificación familiar. En Guatemala, trabaja a través de APROFAM (Asociación Pro Bienestar de la Familia) desde 1969.

Resulta que los países más desarrollados, donde permearon mejor las políticas antinatalistas, tienen ahora serios problemas con el tema de la natalidad. La población se creyó el mito poblacional y ahora no tienen relevo generacional. De seguir así la tendencia en naciones como España, Italia, Francia, Alemania, etc., sucederá que, en unos años, la mayoría de la población estará constituida por inmigrantes.

La tasa de natalidad en Guatemala a decrecido notoriamente desde mediados del siglo XX, se ha pasado de 6.9 hijos por mujer a 2.82 en 2019 según el Banco Mundial. Para los impulsores de las políticas de control de la natalidad, esto sería un éxito, pero se requiere tomar en cuenta otras variables.

Para garantizar un mínimo de relevo generacional, es necesario que la tasa de natalidad sea de al menos 2.1 niños por mujer. Es decir, que al menos, haya un remplazo para la madre y el padre. Sin embargo, para que ese cálculo sea válido, requiere ser matizado por la tasa de mortalidad y de la esperanza de vida de la población.

En Guatemala, la esperanza de vida para 2019 era de 74.3. Si la esperanza de vida aumenta y la tasa de natalidad disminuye, simplemente llega un momento en que no hay suficientes personas en edad laboral para sostener a los ancianos.

Los programas de control de la natalidad (incluye la promoción del acceso legal al aborto) y planificación familiar, como se dijo antes, han querido ser la solución para la pobreza y falta de educación. El razonamiento ha sido bastante reduccionista y engañoso. La tesis de partida es que, si una familia pobre tiene menos hijos, necesita menos ingresos para sacarlos adelante. O bien, que el alcoholismo y el machismo de las zonas rurales hace que las familias tengas hijos indiscriminadamente. En algunas zonas rurales, se han aplicado arbitrariamente políticas de esterilización a las mujeres. A partir del segundo hijo, se esteriliza sin preguntar a la mujer o informándolas mal. Guatemala no necesita impulsar políticas de control de la natalidad, sino programas de desarrollo humano de las zonas rurales.


[1] ACTA FINAL DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, Teherán, 22 de abril al 13 de mayo de 1968, p. 16.

[2] Cfr. https://www.un.org/es/conferences/population

[3] Cfr. INFORME DE LA CONFERENCIA MUNDIAL DE POBLACIÓN, Bucarest, 19 al 30 de agosto de 1974.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar